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viernes, 17 de mayo de 2013

₉ Ignition (1997)

Tipo: Carreras
Año: 1997
Estudio: Unique Development Studios
Multijugador:
Puntuación: 5

Con Ignition analizamos una vez más un juego de minicoches, en esta ocasión desarrollado por un estudio sueco y que tuvo mucho éxito (por buenos motivos). Por cierto, si queréis jugar en una versión moderna de Windows, os recomiendo usar la instalación sobre Windows que traía el propio juego. Si se cuelga de pronto se debe a los efectos 3D; quitadle por lo tanto efectos desde el menú de opciones hasta que resista. Otra posibilidad es correrlo en emulador, pero a mí en DosBox no me va. Hay por ahí consejos para conseguirlo (como montar la unidad de CD en D: y meter un disco de música cualquiera) pero yo no lo he conseguido.

A lo que vamos. Sin duda, la gracia de Ignition está en los circuitos, que están llenos de peligros para los pequeños vehículos: avalanchas, tornados, rayos, desprendimientos, volcanes, camiones, trenes, aviones, tractores, etc. Algunas de estas amenazas destruyen el coche (que se vuelve a formar enseguida en el mismo sitio, pero te hace perder unos cinco segundos) y otros simplemente dificultan la conducción. Como ya habréis imaginado, todas las carreras se desarrollan al aire libre en trayectos "improvisados", desde una granja a un aeropuerto, pasando por una pista de esquí, una zona volcánica, etc., y suelen contar con bifurcaciones: uno de los caminos es rápido pero arriesgado y el otro lento pero seguro. Para ganar resulta imprescindible conocerse al dedillo cada circuito, sus peligros y los mejores sitios para usar el turbo (que se recarga por sí solo cada cierto tiempo). La pena es que sólo hay siete circuitos, aunque a partir de la fase final su aspecto se invierte (estilo espejo, hasta los carteles se leen al revés), lo que hará que debas reacostumbrarte a cada uno.

jueves, 2 de mayo de 2013

₈ Blackthorne (1994)

Tipo: Plataformas horizontales
Año: 1994
Estudio: Blizzard
Multijugador: No
Puntuación: 4

Vale ya de tanto juego reflexivo y pacífico. Vamos a lo que de verdad nos gusta: pegar tiros. Blizzard, antes de ser "la de Warcraft", sacó algunos juegos de cierto éxito, entre ellos este Blackthorne. La historia es bien sencilla: en otro planeta, el reino del bien está a punto de caer ante las hordas maléficas. Poco antes de perecer, el rey hace que el mago real envíe a su hijo a nuestro planeta. Pasan los años, el chaval se convierte en un macarra cachas con escopeta, y regresa por fin a su planeta a zurrar la badana a todos sus enemigos.

Blackthorne muestra una clara influencia de Prince of Persia. De hecho, podríamos decir que es como un PoP con escopetas y violencia. El escenario es el clásico en este tipo de juegos, con espacio en la pantalla para tres pasillos dispuestos uno encima de otro, y transiciones bruscas de una pantalla a otra. Tenemos además ascensores, portales, precipicios, puentes y demás componentes tradicionales de los puzzles. Aunque el aspecto no es ni de lejos tan elegante como el del clásico de Jordan Mechner, disponemos de una sorprendente variedad de movimientos: andar, correr, saltar, ponerse a cubierto, rodar por el suelo, disparar hacia atrás, subir y bajas escaleras, etc. Y también un inventario con espacio para objetos como pociones de vida, bombas (normales o teledirigidas), elevadores, llaves...