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lunes, 6 de noviembre de 2017

₁₄₂ Torchlight (2009)

Tipo: Action RPG
Año: 2009
Estudio: Runic Games
En español: No
Multijugador: No
Puntuación: 4

Aunque podamos considerarlo un juego indie, realmente Torchlight fue desarrollado por la misma gente que en Blizzard North se había encargado de los superexitosos Diablo y Diablo II. Ironías de la vida, resulta que abandonaron esa filial de Blizzard por desencuentros con la gente de Vivendi y porque querían probar cosas nuevas, y al final acabaron retomando el mismo estilo de juego que les había hecho famosos. Porque reconozcamos que Torchlight es un "action-RPG" hasta la médula, con todo lo que eso implica tanto para bien como para mal.

Por el lado bueno, destacan la sencillez de manejo y los excelentes gráficos, y que podamos ponernos a jugar casi al instante. La personalización inicial del personaje es nula, simplemente elegimos uno de los tres personajes disponibles: Destroyer (guerrero especializado en combate cuerpo a cuerpo), Vanquisher (arquera, especializada en ataques a distancia) y Alchemist, que vendría a ser el mago/invocador del paquete. Y ya, ni modificamos las características iniciales ni equipamiento ni nada. En ese sentido Torchlight ni siquiera finge ser un "juego de rol" como sí hacía Dungeon Siege, se trata de un mata-mata bien hecho y no lo esconde.

Buenos gráficos y decorados.

No obstante, es justo reconocer que posee algunos aspectos simpáticos y hasta originales. Uno de ellos es la mascota. A pesar de que siempre vamos a llevar sólo a nuestro personaje (y ocasionalmente algún otro que nos siga durante una misión), sí que tendremos como fiel compañero a un perro o un gato (se elige al comienzo de la partida) que atacará a los enemigos y al que podemos transformar en criaturas mucho más peligrosas gracias a los peces que pescamos en ciertas charcas repartidas a lo largo de los niveles. Al parecer es una funcionalidad tomada de Fate, otro juego programado por el mismo grupo de desarrolladores. La mascota no puede morir (menos mal) pero cuando se queda sin PV echa a correr asustada. Ah, y también puede cargar con parte de los objetos que nos encontremos, e incluso marchar a venderlos por su cuenta sin necesidad de que regresemos a la ciudad.

Adentrándonos en lo desconocido.

Esto tiene su tela porque lo peor de Torchlight es, sin duda, el tema del equipamiento. Se sigue un planteamiento muy parecido al del ya mencionado Dungeon Siege o incluso el de Sacred, y la proliferación de armas y objetos mágicos que encontramos por ahí durante las luchas o en baúles es brutal. Y lo malo es que nunca está claro cuáles son mejores, porque igual una hace más daño pero otra da protección contra fuego y la otra aumenta los puntos de vida con cada golpe y otra hace que ganes más experiencia y otra... Un puto caos que se acrecienta con lo ridículamente reducido del inventario. Ah, y que encima algunos objetos se pueden mejorar incrustándoles gemas que también encontramos en los niveles. De ahí la importancia de que la mascota pueda echarnos un cable e ir a venderlos al pueblo para traernos de regreso el dinero (absurdo, lo sé, pero bueno).

Si os digo la verdad, al final hasta el dinero da igual porque no merece la pena comprar nada; el arma tremenda de ahora quedará desfasada en un par de niveles cuando encontremos cosas que hagan en doble de daño sin despeinarse. Pero de lo que no te libra nadie es de ir gastando pergaminos de identificar, para poder saber qué hace cada cosa que consigas, compararla con lo que llevas equipado, adivinar qué será mejor y tirar lo que sobre. Un auténtico rollo.

Enemigos tochos a tutiplén.

Dentro de la personalización del personaje, aparte de las puntuaciones de características y el equipamiento, están los ataques especiales y poderes que vamos ganando, un poco como las dotes de D&D: ataque circular, embestida, manejo de dos armas... Todos estos poderes consumen maná, del que contamos con una reserva similar a la de puntos de vida. Si es que es todo como se ha hecho ya mil veces, hasta los colores de las reservas son los mismos (rojo la vida, azul el maná).

Otra cosa curiosa de Torchlight es que no es 100% el entorno pseudomedieval al que estamos acostumbrados, sino que incorpora bastantes toques steampunk como pistolas y arcabuces, goblins con explosivos, enanos con una especie de mechas con ametralladoras y demás, de un modo un tanto humorístico que, junto a los gráficos, me ha recordado a Skylanders. No es que en el fondo esto suponga ninguna diferencia en el gameplay pero bueno, se agradece que se aparten del estándar y da más variedad a los decorados.

Tiene buena pinta pero es decorado.

Estos, como he dicho, son muy majos, bien diferenciados por zonas. Y algo muy a tener en cuenta: el juego está perfectamente optimizado y corre con fluidez en casi cualquier máquina, sistema operativo y tarjeta gráfica. Me parece estupendo que piensen en los que no podemos estar actualizando nuestro sistema cada dos por tres y se esmeren en ofrecer un producto bien trabajado, en lugar de descargar esa labor en el PC del jugador, como suele ser habitual. Punto para Runic Games. La banda sonora de Matt Uelmen también es interesante (mi parte favorita es el final de la pista de la Fortaleza).

La historia de juego pues... es lo más simple del mundo, para qué engañarnos. Torchlight es el nombre de una aldea que ha surgido junto a unas minas de "ember", un mineral mágico muy poderoso pero que produce una peligrosa corrupción del cuerpo y el alma que ha acabado por sepultar a cuantas civilizaciones se han establecido allí. Nah, mera excusa para entrar directamente en las minas a dar leches. Y es que los propios niveles son aleatorios y se generan cada vez que iniciamos la partida. La verdad es que no se nota, están muy bien integrados y le dan cierta rejugabilidad a este aRPG, lo mismo que la posibilidad de jubilar a nuestro personaje cuando nos cansemos de él y dejarle unas cuantas cosas interesantes a nuestro siguiente héroe.

Always fighting my friend.

También existe una comunidad de modders bastante activa, que ofrece nuevos tipos de personaje, monstruos y mapas que explorar, por si os quedáis con ganas de más (aunque debo decir que no es mi caso, llega un momento que me canso de tanta matanza sin argumento). Y por supuesto una segunda parte, Torchlight II, aparecida tres años después y que también gozó de buena acogida entre la afición, a pesar de que tuvo que competir con Diablo III.

En resumen, Torchlight dedica todo su esfuerzo a hacer muy bien lo que debe, sin salirse ni una coma del guión, y alcanza el objetivo pretendido. Un juego estupendo si te apetece masacrar enemigos sin piedad y sin darle al coco (y todos tenemos días así, reconozcámoslo), que encima funciona en casi cualquier PC. Para cosas más complejas tendréis que buscar en otra parte.

Similitudes razonables con...


Torchlight II

Dungeon Siege

Sacred Gold

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